Ayer se cerró una etapa muy especial para nuestro colegio: finalizó la liga de Juegos Escolares en la modalidad de datchball, una actividad que, por primera vez, ha formado parte de la oferta extraescolar del Gascón y Marín. Y no podemos estar más orgullosos.
Gracias al impulso de la AFA, que apostó por esta práctica deportiva y contactó con la Federación Aragonesa de Datchball, nuestro alumnado ha podido disfrutar durante todo el curso de una actividad que ha sido mucho más que un deporte. Ha sido una oportunidad para crecer, aprender y compartir, tanto dentro como fuera de la pista.
Cinco equipos han representado al colegio con entusiasmo, esfuerzo y compañerismo, cada uno con su identidad y energía, dejando el listón muy alto en esta primera experiencia.
Ayer, en Pádel Plaza de Zaragoza, se celebró la última jornada, y el último partido de la liga fue un emocionante derbi entre los equipos de tercero de primaria: “Gascón Prisionero” y “Los Tigres”. El marcador final fue un ajustado 3-2 a favor de Gascón Prisionero, pero el verdadero triunfo fue el ambiente. Familias que compartieron una tarde cargada de emoción, risas y orgullo por ver cuánto han mejorado y crecido nuestras niñas y niños en este primer año de datchball.
Queremos también destacar la trayectoria de todos nuestros equipos:
- Los Tiburones (1º y 2º de primaria): el equipo más joven, lleno de ilusión, energía y ganas de jugar. Han demostrado que la edad no es un límite y que tienen mucho que aprender y muchas más victorias por lograr.
- Gascón Prisionero y Los Tigres (3º de primaria): dos equipos que han vivido una competición sana y emocionante, culminada con un derbi final para el recuerdo. Rivalidad, sí, pero siempre con amistad y respeto.
- Los Pepinillos (4º de primaria): un grupo lleno de buen humor, compañerismo y fuerza. Han dejado huella por su actitud positiva dentro y fuera del campo. En su última jornada ganaron todos los partidos.
- Olé, Olé, Guacamole (5º de primaria): talento, entrega y alegría. Su nombre ya lo decía todo: han jugado con sabor, ritmo y mucha pasión.
Porque si algo ha demostrado este deporte es que cultiva valores distintos: respeto, colaboración, deportividad y juego limpio. En eso, sin duda, nuestro cole ha sido campeón del mundo.
Ahora toca un merecido descanso. Cerramos esta etapa con la ilusión de haber sembrado una semilla que ojalá siga creciendo. Esperamos volver a vernos en las pistas en los próximos Juegos Escolares. Y, quién sabe, quizás con más equipos, más peques y muchas más emociones.
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