Vivimos rodeados de pantallas. Están en casa, en el colegio, en el bolsillo. Y aunque muchas veces pueden ser útiles, lo cierto es que su uso en la infancia debe estar muy bien pensado. Porque lo que está en juego no es solo su atención o su descanso. Está en juego su salud y su desarrollo.
La Asociación Española de Pediatría (AEP) lo ha dejado claro: cero pantallas hasta los 6 años, y solo una hora al día entre los 6 y 12, incluyendo el tiempo escolar. Estas nuevas recomendaciones, basadas en la última evidencia científica, amplían la franja de edad en la que se desaconseja totalmente la exposición a pantallas, y alertan de consecuencias que ya no se pueden ignorar.
¿Qué efectos tiene un uso excesivo de pantallas?
Las investigaciones muestran que demasiadas pantallas en edades tempranas afectan al sueño, a la alimentación, al estado de ánimo, al desarrollo cerebral, al riesgo cardiovascular y a la vista. Pero también impactan en lo cotidiano: en cómo gestionan las emociones, en su capacidad de concentración o en cómo se relacionan con los demás.
No es solo una cuestión de “jugar mucho con la tablet”. Es el tiempo que pasan sin moverse, las comidas frente al móvil, la falta de sueño por estar hasta tarde con una pantalla, o incluso el malestar emocional cuando los adultos están más pendientes del teléfono que de ellos.
En casa… y también en el cole
Las familias tenemos una gran responsabilidad, sí. Pero no la única. Cada vez son más las voces que alertan de un uso abusivo de pantallas también dentro del sistema educativo. No todo lo “digital” es mejor. Aprender leyendo en una tablet, hacer deberes en un ordenador o sustituir los libros físicos por contenido digital no garantiza mejores resultados. Al contrario: puede dificultar la atención, la comprensión lectora o el aprendizaje profundo.
Educar no es digitalizar sin medida. Los niños necesitan manipular, escribir a mano, hablar, moverse, leer en papel. Y las pantallas deben ser una herramienta puntual, no el eje del aprendizaje.
¿Qué podemos hacer las familias?
No se trata de demonizar la tecnología, sino de usarla con sentido común. Aquí van algunas recomendaciones del Plan Digital Familiar de la AEP para aplicar en casa:
- Nada de pantallas antes de los 6 años, salvo videollamadas puntuales con acompañamiento adulto.
- Limitar el tiempo según la edad: menos de 1 hora de 6 a 12 años, y menos de 2 horas entre los 13 y 16 (incluyendo tiempo escolar).
- Evitar pantallas durante las comidas y antes de dormir.
- Crear rutinas sin pantallas: leer, jugar, hacer manualidades, salir al parque…
- Supervisar siempre el contenido y el tiempo de uso.
- Fomentar el pensamiento crítico: hablar sobre lo que ven, por qué les gusta, qué les hace sentir.
- Dar ejemplo: si nosotros no soltamos el móvil, ellos tampoco lo harán.
- Establecer zonas libres de pantallas: el baño, la cocina, el dormitorio.
- Planificar momentos para estar en familia sin distracciones.
- No usar las pantallas como “niñera emocional”: es mejor calmar o entretener de forma presencial, incluso si cuesta más.
La salud de nuestros hijos, lo primero
Regular el uso de pantallas no es ir contra la tecnología, es ir a favor de la infancia. Y para eso hace falta que todos —familias, docentes, administraciones— rememos en la misma dirección.
Porque la infancia no puede esperar. Ni su cerebro, ni sus emociones, ni sus hábitos. Necesitan tiempo sin pantallas, atención plena y un entorno educativo y familiar que apueste por su bienestar.
Y eso, más que tecnología, requiere límites, salud y mucho sentido común.
Más información y recursos de interés:
- Plan Digital Familiar de la Asociación Española de Pediatría.
- Decálogo de la salud digital - ¿Cómo afectan las pantallas a la salud?
- Recomendaciones generales para la familia.
- Recomendaciones por edad: 0-6 años, 7-12 años, 13-16 años.
- Estudio: Impacto de los dispositivos digitales en el sistema educativo.
- Plan digital familiar. Recomendaciones generales para las familias.
En Aragón...
El pasado 10 de abril de 2025, las Cortes de Aragón aprobaron por unanimidad la creación de una "Comisión Especial de Estudio para reforzar la protección de la infancia y la adolescencia frente al impacto del uso de la tecnología en la comunidad autónoma". Esta comisión tiene como propósito analizar y proponer medidas para proteger a los menores frente a riesgos asociados al uso de tecnologías digitales. Entre las problemáticas destacadas se encuentran el ciberacoso, el acceso temprano a la pornografía, el grooming, el sexting, la manipulación digital de imágenes y la adicción a las tecnologías. (Las comisiones especiales de estudio en las Cortes de Aragón se constituyen con representación proporcional de todos los grupos parlamentarios. Su labor consiste en celebrar sesiones para escuchar a expertos, organizaciones y agentes sociales, con el fin de elaborar un informe con recomendaciones que puede derivar en propuestas legislativas o políticas públicas).
Se prevé que esta comisión comience a funcionar a finales de mayo de 2025. Su creación se enmarca en un contexto nacional en el que el Gobierno de España está trabajando en un proyecto de ley para la protección de los menores en entornos digitales, que incluye medidas como la elevación de la edad mínima para registrarse en redes sociales a 16 años y la implementación de controles parentales obligatorios en dispositivos.
Fuente: Asociación Española de Pediatría.
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